Description

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La investigaci n recorre constelaci n de mundos literarios que acontecen en esa regi n hermen utica nombrada como argentina y latinoamericana. Nuestra tesis apunta a que esa regi n nos es destinada de un modo singular y situado, en tanto pertenece al mismo evento (o acontecimiento propiador) que Heidegger piensa como destino para Occidente. El evento consiste en pensar la consumaci n de lo abierto por el primer comienzo griego frente a la posibilidad de inauguraci n de otro comienzo para la historia occidental. En tal sentido, creemos posible apropiarnos de lo mismo que tambi n alcanza a nuestro pensar latinoamericano, pero ciertamente no de igual manera. Nuestro desaf o: ir al encuentro de las posibles configuraciones abiertas por ciertas obras esenciales de nuestra tradici n literaria argentina; localizar all los sentidos metaf sicos y el extremo de sus significaciones, y en disposici n de escucha dejar hablar a las voces que pertenecen al tr nsito hacia el inicio de otro pensar, presuntamente post-metaf sico. El libro se articula con una presentaci n y tres partes: 1) la intersecci n ensayada con la obra dilecta de Sara Gallardo; 2) una hermen utica de una selecci n de la obra prosaica de Olga Orozco, 3) la ubicaci n de una selecci n de la obra po tica de Olga Orozco. De la primera parte diremos que con los futuros Heidegger designa a aquellos que se disponen con coraje para habitar de la historia venidera. Ella est signada esencialmente como la poca del ocaso. Pero ocaso no significa la fatal finalizaci n del proyecto hacia la nada, sino el camino a la callada preparaci n de lo venidero. Ocaso mienta el requerimiento del instante y sitio para la decisi n (sin turbia resignaci n ni ruidoso optimismo) acerca del advenimiento y falta de los dioses. Buscamos localizar las regiones abiertas por la obra de Sara Gallardo titulada Eisejuaz. All esperamos comprender el papel de los futuros como mediadores de la contienda de sentidos. Pero la preparaci n requiere la donaci n de una apertura tanto desde el silencio sacrificial, la retenci n y reserva como desde la sobreabundancia de la ntima fiesta del ltimo dios. De all cabr a esperar la donaci n de los nombres sagrados (que faltan). Con respecto a la segunda parte se introdujo una simb lica de la infancia a partir de la obra de Olga Orozco. Se puso de relieve la experiencia po tica que proviene de la disposici n a la escucha de la Diferencia. El dolor se correspond a como el temple fundamental. La m scara apareci como el recurso art stico que media la existencia al descubrirse po tica. Con los testimonios vocacionales de Orozco fuimos figurando el "lugar po tico" de la infancia. Nos intrigaba la precoz constituci n y disposici n po tica frente al mundo. Sigui la parte intitulada una simb lica de la m scara. Con las indicaciones de Orozco sobre el acto creador se plante la diferencia entre la mera realidad y la otra realidad. La angustia aparec a como la tensi n abierta entre la finitud de la realidad y la infinitud de la posibilidad. Consideramos la proximidad con la perspectiva nietzscheana que piensa al dolor no nicamente con las notas de necesidad y temor sino como est mulo fecundante. La experiencia dionis aca se volvi clave para comprender la dimensi n tr gica. Visto as , el arte es la m scara eminente de la afirmaci n vital. La existencia se vuelve celebraci n de posibilidades lanzadas hacia el mundo finito-infinito de un devenir tan ca tico como pr digo. En relaci n a la tercera parte diremos que en lugar de descubrir las se as de lo sagrado en el camino de Heidegger, nos limitamos a vislumbrarlas al meditar la intersecci n entre alg n poema fulgurante de Orozco y los Aportes a la filosof a. Menos que demostrar la significaci n teol gica del " ltimo dios" con respecto al dios cristiano, sus precedentes o procedentes, nos sentimos atra dos para discurrir sobre un espacio de juego po t.